Al empezar a ser voluntaria en Árboles Mágicos tuve una grata sorpresa , ya que me encontré con una fundación organizada, comprometida y muy activa que con incesante trabajo lucha por cumplir sus objetivos.En adición,siento que es una vía efectiva para generar cambios y mostrarle a la población costarricense la magia que albergan los árboles y la naturaleza; por consiguiente, hacer conciencia en lo necesario que es cuidarla.Personalmente, estoy muy contenta de ser parte de tan buen equipo.Siento que encontré un lindo hogar con personas que se maravillan y sienten,tanto como yo, la vida que fluye por los árboles y su energía.

Mi experiencia con la fundación Arboles Mágicos fue muy valiosa y enriquecedora. Aprendí entre muchas cosas, no solo a desligarme de la tecnologia sino también a apreciar y tomarme el tiempo de conocer la naturaleza que nos rodea en nuestro país. La dinamica fue interesante, ya que tuve la oportunidad de estudiar y aprender sobre el medio ambiente, la gran biodiversidad que tenemos y la importancia de preservarlos.

Hice el TCU con ustedes porque la Veritas puso unos wallpapers en las compus de los laboratorios y decidí aplicar con mis amigas para trabajar con Árboles Mágicos. La verdad no sabía qué esperar, pero ha sido una experiencia super linda y educativa. Isa y la gente de la fundación son super buena gente y como que ayudan a que todo el proceso creativo sea super natural y lúdico. Definitivamente estoy feliz de haber dado un granito de arena a esta causa.

Mi trabajo con Árboles Mágicos ha sido una de las mejores experiencias de diseño que he tenido. La dedicación del equipo del trabajo por el proyecto me ha permitido trabajar con un equipo multidisciplinario que realmente se preocupa por el trabajo. Espero con ansías que el proyecto sea un éxito y de inicio a un cambio ecológico en la capital.

Ser parte de la comunidad de voluntarios de Árboles Magicos ha sido una experiencia enriquecedora, me ha permitido conocer sobre temas que antes desconocía. He tenido la oportunidad de trabajar con personas muy talentosas y aprender de ellas. Gracias a todo me considero una mejor profesional y persona con mejores habilidades blandas.

Ser voluntario de Árboles Mágicos me permite sentir una mayor conexión con las personas y especialmente con la naturaleza. Me siento realmente identificado con la idea de estar en sincronía con el entorno y en el tiempo presente. El trabajo con la fundación me recuerda cómo no debemos ser ajenos a la naturaleza, sino ser parte de ella.

Pienso que todos debemos aportar un granito de arena por hacer este mundo uno mejor. Ser voluntaria en Árboles Mágicos me recuerda que no hay que ser extraordinario para hacer una labor extraordinaria. Me reconecta con la naturaleza y siento que le devuelvo un poco de todo lo que nos da. Lo que más me gusta es la parte de reforestación. Sin embargo, creo que la educación ambiental, una de las áreas de impacto de la fundación, es esencial para que los niños aprendan a cuidar la naturaleza y que con pequeñas acciones pueden generar grandes cambios.

Árboles Mágicos es una organización con el propósito de reconectar a las personas con el entorno natural. He disfrutado a través de la experiencia de trabajo con ellos a ser más observadora con mi entorno y aprender más sobre la riqueza natural de mi país. Además de apreciar a través de sus proyectos y senderos urbanos los pequeños detalles como los olores, colores y sonidos que la naturaleza nos proporciona incluso en medio de una jungla de concreto en la que vivimos.

Yo desde siempre he tenido curiosidad por los árboles y honestamente con AM sentí que era una oportunidad directa y dulce de conocer más sobre ese mundo necesario. Cuando me contaron detalladamente la misión del proyecto, claramente me dejé atrapar. Pensar en un futuro con buena orientación y educación para nuevas generaciones, me parece justo y más allá de que la producción audiovisual no ha hecho nada extraordinario, espero que sí lo lleguemos a hacer.

Me gusta AM mucho porque aprendo muchas cosas interesantes de árboles desde su nombre, origen y las personas son muy amables. Y aunque suene cursi, hacen del mundo un lugar mejor.

La magia de esta comunidad trasciende a su propósito de reconectarme con la naturaleza. Es un espacio donde dar nunca está condicionado por pedir. AM es un lugar de consciencia que sale al encuentro de mi alma y le regala momentos de quietud y contemplación, sin importar mi posición geográfica en el mundo. A través de un hilo de flores coloridas me invita al presente, me llama a experimentar en plenitud con todos mis sentidos; luego me lleva a volar y me devuelve la capacidad de sorpresa. Ser parte de esta comunidad es una dádiva sin precio, que se sustenta en sí misma gracias a la interacción con cada bicho de su fauna, cada textura de su corteza y cada tono de su flor.

AM está formado por un grupo de personas increíbles que realizan cada una de sus labores con mucha pasión, nos invita a buscar muestra mejor versión en compañía de la naturaleza, la siento como mi casa y es mi manera de contribuir al planeta.

Mi experiencia en árboles mágicos fue justo como un árbol. Al empezar a trabajar en árboles mágicos me sentía como una semillita. Apenas saliendo de la U sin experiencia, sin conocer a nadie y conforme fue creciendo la fundación yo también lo hice. Tuve mi época de floración y de sequía. Fue un proceso para conectarme conmigo mismo, con la naturaleza y con la gente.

Para mí ser voluntaria en árboles mágicos es: tener el alma libre, con las manos de toda una familia de diferentes raíces, la conexión con el viento, la lluvia, la tierra, el equilibrio del ser. Todos esos detalles de unión son la luz que hacen crecer árboles mágicos.

En la Fundación, sobre todo en los Senderos Urbanos, disfruto facilitando espacios de conexión corazón- naturaleza. Visualizar para un grupo que la magia de la floración se vive en el momento presente, satisface mi necesidad de inspiración.

Se abrió la oportunidad de que cada vez que había algún evento, yo me apuntara a foto documentar los momentos. Además de participar, Gianca me daba tips de fotografía y así fui aprendiendo. Así llegué a ser la teenager de la comunidad, y he crecido en ese ambiente de amor. Las experiencias han sido ricas y diversas, pero guardo en un lugar especial del corazón la caminata al Valle del Silencio en Talamanca. Además de ser una caminata retadora mental y físicamente, vivimos la reconexión con la naturaleza en comunidad y reafirmamos lazos de amistad profunda.